Sé que no és estrictament una notícia pròpia del bloc, però no he pogut resistir-me a publicar una cosa tan bonica i encoratjadora...
Once maestras jubiladas recorren las escuelas para fomentar la lectura y desarrollar la imaginación
Cada vez más centros incluyen la defensa de trabajos de palabra, exámenes orales y la lectura en voz alta
Vida
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01/03/2012 - 01:29h- La vanguardia
Toni Orensanz
El grupo casi al completo (diez de once abuelas) se ha desplazado, en esta ocasión, a la escuela Parc Guinardó, en Barcelona. Recorrerán todas las aulas del colegio, desde P3 hasta sexto de primaria. Maria Eulàlia Valeri, a sus 75 años, entra decidida en el aula de P3, donde la historia que cuenta a los niños es La gallineta roja. Al mismo tiempo, en el aula de segundo, Mercè Mola, la más veterana, nacida en 1933, relata las peripecias de Jaume el gandul, y en sexto escuchan las imprudencias mitológicas de Faetón, hijo de Helios.
El tal Helios, a algunos de los alumnos les suena de algo: de alguna película que han visto, según comentan al terminarse la narración. Y eso es lo que las Mestres Àvies Recuperadores de Contes no se cansan de repetir. "Lo que constatamos es que muchos niños saben cuentos porque los han visto en la televisión o en el cine, pero no porque los hayan escuchado de viva voz", reflexiona Àngels Ollé, una de las fundadoras del grupo, pedagoga jubilada y escritora infantil desde que, en 1964, comenzó a publicar algunos de los primeros cuentos de la editorial La Galera.
¿Es eso grave? "No se trata de dramatizar –responde–, pero sí que nos parece que la imagen tiene una inmediatez muy poco personal cuando se trata de representar la realidad, y los niños no tienen tiempo de hacer volar su imaginación y de representar a su manera aquella situación o aquellos personajes descritos".
Maria Eulàlia Valeri –otra voluntaria y autora prolífica del cuento en catalán– tampoco tiene dudas: "Es evidente que un alto porcentaje de los niños conoce la Cenicienta a través de Disney, exclusivamente, y lo que nosotras creemos es que también es bueno que los niños acaben creándose sus propios personajes a partir de su imaginación y de la fuerza de la palabra". Porque las dos cosas no son incompatibles. "La oralidad como instrumento de comunicación básico ha sido sustituida por la imagen, y ello no tiene por qué ser negativo, pero nosotras tenemos la sensación de que, muchas veces, en lugar de sumar lo que hacemos es perder por el camino herramientas útiles", reflexiona Ollé.
Las historias que este grupo lleva a las aulas son, por norma general, cuentos populares y tradicionales que explican sin prisa. "Muchos maestros se quejan de que a los niños cada vez les cuesta más prestar atención y que se dispersan y desconcentran con suma facilidad, por lo que creemos que la narración oral es un buen modo de aprender a escuchar con atención", dice Rosa Maria Pujadó, otra voluntaria.
Roser Ros, pedagoga, narradora y escritora infantil, coincide con esta visión de las abuelas cuentacuentos, aunque cree que no se trata sólo de una cosa de niños. "La narración audiovisual lo ha contagiado absolutamente todo, hasta la literatura escrita, y ahora todos tenemos más prisa por saber cómo terminan las historias, los tempos del relato se han acelerado, y eso afecta, claro está, cuando explicamos algo oralmente". La manera tradicional de contar historias era mucho más pausada, y Roser Ros advierte que la narración de rondallas catalanas como El castell d'iràs i no tornaràs podía durar perfectamente algunas horas.
También coincide en el análisis Jordina Biosca, narradora oral y directora del festival En Veu Alta, que durante el año se celebra en distintas localidades catalanas: "Aquí cada vez se nos piden relatos e historias más cortas. Todo tiene que ser breve y rápido, y a veces tengo la sensación de que estamos perdiendo la capacidad de sentarnos y de que nos expliquen algo que no se termine inmediatamente".
No obstante, Roser Ros cree que algo está cambiando y que se empieza a revertir el ciclo: "Hay niños tan poco acostumbrados a que alguien se les ponga delante y les cuente una historia que, cuando eso sucede, lo encuentran absolutamente mágico y quedan subyugados porque para ellos no es nada habitual". Ello explicaría, por ejemplo, el auge actual de los cuentacuentos y, quizás, hasta por qué hay adultos que regresan a las salas de teatro. "Quizá sea un tópico, pero tiene mucho de cierto: la viveza que tiene algo que está pasando delante de tus narices y que tú estás viviendo, seas un niño o un adulto, en el mismo instante que el narrador o el actor, tiene una fuerza que posiblemente se agrande en estos tiempos de sobredosis de pantallas", añade.
Pero no se trata sólo de una cuestión de fantasía y de atención. "La oralidad es la mejor manera de introducir a los niños en la lectoescritura, porque escuchando cuentos ganan en vocabulario y estructuran el pensamiento, entre otras muchas cosas", reflexiona Marta Pelegrí, jefa de estudios del colegio Parc Guinardó.
Los expertos opinan lo mismo. "La escuela ha prescindido durante mucho tiempo del lenguaje oral como objeto de aprendizaje porque lo realmente importante era la palabra escrita, y la palabra hablada, por sí sola, parecía no tenía valor alguno", afirma Marta Luna, pedagoga y escritora. No obstante, cree que en estos momentos la oralidad vuelve a ganar peso en la escuela: "Muchos de los niños son inmigrantes y eso está haciendo cada vez más necesario que en los colegios, aparte de dar las materias básicas, se enseñe la lengua hablada desde unos niveles muy básicos y a partir de la palabra dicha".
¿Oratoria en la escuela? Responde Jordina Biosca: "¿Por qué no? Hablar es como andar, un acto fundamental. Una buena oratoria es útil cada día de tu vida y acaba sirviéndote en todo lo que tocas: en el trabajo, en el ocio, en las relaciones personales".
En segundo de bachillerato ya se exige a los alumnos, al menos en Catalunya, la defensa oral de su trabajo de investigación, lo que les representa el 20% de la nota. Y cada vez hay más centros que han empezado a introducir la defensa de trabajos mediante la palabra, los exámenes orales y la lectura en voz alta.
Así lo constata la profesora Teresa Baró, autora de Saber decir (Serbal), un manual de oratoria para estudiantes, eso sí, a partir de segundo ciclo de ESO. Baró explica que cada vez son más pero que, al mismo tiempo, "el interés por la oratoria sigue siendo insuficiente y nada se enseña a los alumnos sobre las pautas que hay que seguir para hablar bien en público, porque la mayoría de los profesores tampoco recibimos, en su día, la educación necesaria al respecto". Falta formación. ¿Una de las claves de una buena oratoria? "Tener una buena base de transmisión oral desde muy pequeños", responde Teresa Baró, completamente de acuerdo con el comando de las abuelas cuentacuentos.
Tres años contando cuentos
MÁS DE CIEN ESCUELAS
Las Mestres Àvies Recuperadores de Contes empezaron a ir por las escuelas el día de Sant Jordi de hace tres años. En el 2009, sus integrantes eran cinco y ahora ya son once. Llevan acumuladas más de un centenar de sesiones. En el 2011 estuvieron en 35 escuelas y este año tienen previsto contar cuentos en unos cuarenta colegios.
MAESTRAS JUBILADAS
Las abuelas que participan en este proyecto tienen en común ser maestras jubiladas que entienden que la oralidad y los cuentos siguen siendo una buena herramienta para ejercitar la atención, desarrollar la imaginación y capacitar a los niños en la abstracción de sus emociones.
EL DATO. ROSA SENSAT
Este grupo de abuelas cuentacuentos se conocieron, como maestras, a través de la asociación Rosa Sensat, que les presta su apoyo y ha incorporado la actividad a su oferta educativa.
Las Mestres Àvies Recuperadores de Contes empezaron a ir por las escuelas el día de Sant Jordi de hace tres años. En el 2009, sus integrantes eran cinco y ahora ya son once. Llevan acumuladas más de un centenar de sesiones. En el 2011 estuvieron en 35 escuelas y este año tienen previsto contar cuentos en unos cuarenta colegios.
MAESTRAS JUBILADAS
Las abuelas que participan en este proyecto tienen en común ser maestras jubiladas que entienden que la oralidad y los cuentos siguen siendo una buena herramienta para ejercitar la atención, desarrollar la imaginación y capacitar a los niños en la abstracción de sus emociones.
EL DATO. ROSA SENSAT
Este grupo de abuelas cuentacuentos se conocieron, como maestras, a través de la asociación Rosa Sensat, que les presta su apoyo y ha incorporado la actividad a su oferta educativa.
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